martes, 9 de junio de 2020

UN MUNDO QUE CAMBIA -3






Una tarde volvía del colegio con mis amigas, esa tarde cantábamos una cancioncilla cuya letra se burlaba de la cara de Franco. La habíamos aprendido en el recreo. Era bastante pegadiza. Mi madre estaba sentada en la puerta de la calle cosiendo junto a otras vecinas y escucharon nuestras voces y risas antes de vernos aparecer por la esquina de la calle. Entré en casa y mientras preparaba la merienda me preguntó sobre quién nos había enseñado esa cancioncilla y si sabía quién era Franco. Le dije que las chicas mayores la cantaban y, acto seguido, saqué una moneda de una peseta del bolsillo de mi bata y le mostré la cara que había dibujada en la moneda. Ese es Franco, le dije, muy segura de acertar. Sorprendida me dijo, muy seriamente. Bien, pues escucha con atención: no quiero que vuelvas a cantar canciones como esa, las demás niñas que canten lo que quieran, pero tú… no o me enfadaré contigo. Dicen que Franco se va a morir y habrá guerra, decir esa palabra y mi madre dejó de ser mi madre, le cambió de tal manera la cara que parecía otra mujer, por su palidez pensé que iba a desmayarse. ¿Qué es la guerra, tan malo es eso?, le pregunté. No digas esa palabra, me dijo. Me entregó el bocadillo casi a punto de llorar. Definitivamente consiguió asustarme. No pensé que iba a ponerse de esa manera y me sentí mal Me quité la bata y entonces recordé algo que quizá la calmaría: Bueno, también decían que si el Príncipe Juan Carlos aceptaba ser Rey de España no habría...eso, le dije. Ella asintió con la cabeza, pero parecía estar en otro lugar. Merienda y vete a jugar, me contestó.
Mi madre aún no había cumplido dos años de vida cuando estalló la guerra civil en España y cuando terminó tenía tan sólo cuatro años. Por esa razón no guarda demasiados recuerdos del horror vivido, del hecho en sí, pero su familia, que es la mía, tuvo que sobrevivir a la miseria que dejan las guerras como todas las familias que quedaron en pie después de una catástrofe de tal categoría y tuvo que ser duro, porque habían transcurrido treinta y tres años del fin de la contienda y aún palidecía mi madre con sólo escuchar la palabra que la nombra.
De cómo se engendran las circunstancias que marcan las vidas de las gentes, de cómo las buenas y malas políticas influyen en todos los aspectos y mucho, mucho más…, nos habla, nos informa y nos advierte César Vidal en su libro “UN MUNDO QUE CAMBIA” el cual sigo leyendo con un interés inconmensurable. Aquí os dejo unos párrafos muy interesantes del primer capítulo:


A día de hoy, la idea de la democracia apenas encuentra discusión u oposición en la mayor parte del planeta”. “La democracia sería una realidad tan indiscutible y tan irreversible que hasta las dictaduras le rinden homenaje y, más tarde o más temprano, darán paso a su imposición en sus países respectivos. Este análisis es comprensible, pero la realidad es que resulta profundamente erróneo” “La democracia nunca es irreversible ni está consolidada eternamente”

Las causas de la desaparición de la primera democracia no constituyen circunstancias del pasado, sino que, en realidad, siguen perdurando hoy en día y de una manera angustiosamente real”

La primera democracia de la Historia surgió en Grecia. A decir verdad, se limitó a Atenas, e incluso no cubrió toda su Historia. La democracia ateniense inició su andadura en el siglo V a. de C. y la concluyó en el siglo IV a. de C. En total, no llegó a sobrevivir dos siglos y, curiosamente, su final fue anunciado con muchos años de antelación por algunas de las mentes más preclaras de Grecia. Las razones del final de la democracia son diversas y comenzaron a ser descritas cuando la democracia todavía era una realidad”

La primera de las causas fue lo que se denominó la ceguera popular causada por la ignorancia”
Como señaló el gran poeta Píndaro4: -Cuanto mayor es la muchedumbre, más ciego en su corazón.. El historiador Plutarco señaló con amargura que en la democracia -aunque los que hablaban eran los más hábiles, los que decidían eran los ignorantes… Jenofonte (o quien se ocultara bajo su nombre) afirmó con dolor en su Constitución de los atenienses que, al final, quien tenía un poder decisorio no eran los mejores y más instruidos, sino los más estúpidos e ignorantes. Esa ignorancia, cuando no estupidez, del pueblo lo convertía en un instrumento fácil de manejar por políticos carentes de escrúpulos” “A fin de cuentas, como indicaría el gran orador Demóstenes, no se soportó el hablar sincero y se expulsó la libertad de palabra del debate político”.

La demagogia de los gobernantes y las pasiones del pueblo se sumaron para que la guerra fuera considerada un negocio provechoso por muchos atenienses”

Los políticos habían llegado a la conclusión de que alcanzar y mantener el poder era relativamente fácil. Bastaba con sustituir la verdad por la adulación, la competencia por las promesas electorales, el buen gobierno por la mentira. Esta combinación de factores acabó con la democracia ateniense en el curso de su enfrentamiento con Esparta”

En el 399 a. de C., la democracia había regresado, pero asentada sobre unas bases más que débiles.
De hecho, ese mismo año, el filósofo griego Sócrates — el hombre más decente de Atenas — fue condenado a muerte por un tribunal popular. Sócrates en última instancia fue ejecutado porque la democracia no estaba dispuesta a permitir que hablara con libertad”

Si la democracia consideraba una amenaza a los hombres veraces y honrados, si limitaba la libertad de expresión, si era, prácticamente, un intercambio de intereses entre unas masas sin principios morales y solo ansiosas de recibir del poder y unos políticos dedicados a la demagogia no podía quedarle mucho tiempo de vida” “De hecho, personajes de la talla de Jenofonte, Platón y Aristóteles consideraban que era incluso mejor así porque no pasaba de ser otra forma de tiranía” “El siglo IV a. de C. no había concluido cuando el sistema desapareció para no volver a emerger en siglos”

Continuará…



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