Por fin, gracias al cambio de mayoría de edad que pasó de los
veintiuno a los dieciocho años. Pude votar en las segundas
elecciones generales de 1982. Estaba pletórica, entusiasmada. Ya
formaba parte del régimen político de mi país… España. Ya podía
participar con mi humilde voto. Leía cada palabra de lo que
prometían hacer los distintos partidos políticos cuando llegaran al
poder para que todo fuera mejor para todos. Reunía todos los
trípticos, procuraba ver los pocos (sólo existían dos cadenas y
reducidos candidatos) espacios televisivos, los periódicos, etc,
etc, leía todo lo que caía en mis manos intentando encontrar entre
toda esa fiesta de palabras y promesas lo que encajara con mi idea y
la idea de mejorar la vida de todas las personas para todos ellos.
Lástima que internet no existía para poder cotejar al máximo las
propuestas de los múltiples candidatos y así obtener más claridad
sobre todo lo expuesto. Todavía la idea sobre corrupción, chantaje,
infamia, bulo o cloaca, entre otras ideas que contienen hechos tan
horribles y sucios, ni siquiera planeaba por encima de mi cabecita.
Yo tenía fe en que la democracia jugara más limpiamente que el
régimen anterior. Pero qué dolor saber que estaba tan equivocada.
Qué ignorancia la mía. Y qué pena no haber tenido en mis manos Un
mundo que Cambia de Cesar Vidal, porque me habría dado (a todos,
pero sobre todo a los candidatos a políticos) la oportunidad de
conocer en qué consiste la verdadera y duradera democracia y cual es
el camino a seguir para jugar limpio. Aquí os dejo unos párrafos de
la 2ª parte del capítulo 2. No os defraudará:
2ª parte
“Lejos
de alentar una visión optimista del ser humano, los reformadores
eran más que conscientes de que, tanto individual como
colectivamente, se trataba de una especie caída que tendía hacia el
mal. Precisamente por ello, un poder absoluto nunca podría conducir
a la felicidad, sino que derivaría con enorme facilidad en tiranía.
De hecho, el papado era un indiscutible ejemplo de esa realidad”
“cabía
no solo someter al poder al imperio de la ley, sino que también
había que dividirlo y conseguir que le resultara imposible dañar
libertades concretas comenzando con la de conciencia”
“En
Inglaterra, en la primera mitad del siglo XVII, un ejército del
Parlamento formado fundamentalmente por puritanos se alzó contra
Carlos I. Su intención no era una revolución que implantara la
utopía, sino que consagrara el respeto a derechos como los de
libertad de culto, de expresión o de representación y de propiedad
privada. Así, en 1642, el mismo año en que los heroicos Tercios
españoles iban camino de su última e inútil sangría para mayor
gloria de los Austrias y de la Iglesia católico-romana, los soldados
del Parlamento inglés contaban con una Biblia del soldado que
se había impreso por orden de Cromwell”
“Cuando
tuvo lugar el triunfo de los parlamentarios ingleses, ya era
abundantísimo el número de tratados protestantes que sentaban las
bases de la futura democracia. De hecho, Teodoro de Beza, el sucesor
de Calvino en el pastorado ginebrino, ya había escrito con
anterioridad El derecho de los magistrados, una obra donde
justificaba la resistencia armada contra los tiranos”
“En
1579, se publicó el Vindiciae Contra Tyrannos donde se
formulaba la idea del contrato social esencial para el desarrollo del
liberalismo posterior afirmándose que -existe siempre y en todo
lugar una obligación mutua y recíproca entre el pueblo y el
príncipe. Si el príncipe falla en su promesa, el pueblo está
exento de obediencia, el contrato queda anulado y los derechos de
obligación carecen de
fuerza..”
“Los
protestantes, ciertamente, podían vivir bajo un señor que tuviera
otra religión y servirlo con lealtad, pero no veían legitimidad
alguna en quien suprimía los derechos de sus súbditos y los
oprimía. No puede, pues, sorprender — en realidad, era totalmente
lógico — que el liberalismo político lo pergeñara John Locke, el
hijo de un puritano que había combatido contra Carlos I de
Inglaterra”
“Cuando
Lord Shaftesbury recibió la orden de escribir una constitución para
la Carolina, pidió la asistencia de Locke. En el texto que escribió
a instancias de Lord Shaftesbury, Locke insistió en la libertad de
conciencia y en la extensión de la misma no solo a cristianos de
cualquier confesión, sino también a judíos, indios, -paganos y
otros disidentes..” “aceptado, al menos teóricamente, por la
Iglesia católico-romana” “Resultaba, sin embargo, inaceptable
en aquellas, como España o Francia, donde la Contrarreforma
católico-romana se había impuesto”
“Con
esa Historia a las espaldas, no debería sorprendernos que la idea de
la separación de poderes quedara en las naciones católico-romanas
limitada a unas pocas mentes cultivadas y, generalmente, liberales”
“Sin
embargo, la restauración de la democracia de una manera que sigue
siendo ejemplar no iba a tener lugar en Europa, sino en otro
continente situado al otro lado del océano”
continuará...
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