viernes, 19 de junio de 2020

UN MUNDO QUE CAMBIA -4 Parte 2










Por fin, gracias al cambio de mayoría de edad que pasó de los veintiuno a los dieciocho años. Pude votar en las segundas elecciones generales de 1982. Estaba pletórica, entusiasmada. Ya formaba parte del régimen político de mi país… España. Ya podía participar con mi humilde voto. Leía cada palabra de lo que prometían hacer los distintos partidos políticos cuando llegaran al poder para que todo fuera mejor para todos. Reunía todos los trípticos, procuraba ver los pocos (sólo existían dos cadenas y reducidos candidatos) espacios televisivos, los periódicos, etc, etc, leía todo lo que caía en mis manos intentando encontrar entre toda esa fiesta de palabras y promesas lo que encajara con mi idea y la idea de mejorar la vida de todas las personas para todos ellos. Lástima que internet no existía para poder cotejar al máximo las propuestas de los múltiples candidatos y así obtener más claridad sobre todo lo expuesto. Todavía la idea sobre corrupción, chantaje, infamia, bulo o cloaca, entre otras ideas que contienen hechos tan horribles y sucios, ni siquiera planeaba por encima de mi cabecita. Yo tenía fe en que la democracia jugara más limpiamente que el régimen anterior. Pero qué dolor saber que estaba tan equivocada. Qué ignorancia la mía. Y qué pena no haber tenido en mis manos Un mundo que Cambia de Cesar Vidal, porque me habría dado (a todos, pero sobre todo a los candidatos a políticos) la oportunidad de conocer en qué consiste la verdadera y duradera democracia y cual es el camino a seguir para jugar limpio. Aquí os dejo unos párrafos de la 2ª parte del capítulo 2. No os defraudará:


2ª parte

Lejos de alentar una visión optimista del ser humano, los reformadores eran más que conscientes de que, tanto individual como colectivamente, se trataba de una especie caída que tendía hacia el mal. Precisamente por ello, un poder absoluto nunca podría conducir a la felicidad, sino que derivaría con enorme facilidad en tiranía. De hecho, el papado era un indiscutible ejemplo de esa realidad”

cabía no solo someter al poder al imperio de la ley, sino que también había que dividirlo y conseguir que le resultara imposible dañar libertades concretas comenzando con la de conciencia”

En Inglaterra, en la primera mitad del siglo XVII, un ejército del Parlamento formado fundamentalmente por puritanos se alzó contra Carlos I. Su intención no era una revolución que implantara la utopía, sino que consagrara el respeto a derechos como los de libertad de culto, de expresión o de representación y de propiedad privada. Así, en 1642, el mismo año en que los heroicos Tercios españoles iban camino de su última e inútil sangría para mayor gloria de los Austrias y de la Iglesia católico-romana, los soldados del Parlamento inglés contaban con una Biblia del soldado que se había impreso por orden de Cromwell”

Cuando tuvo lugar el triunfo de los parlamentarios ingleses, ya era abundantísimo el número de tratados protestantes que sentaban las bases de la futura democracia. De hecho, Teodoro de Beza, el sucesor de Calvino en el pastorado ginebrino, ya había escrito con anterioridad El derecho de los magistrados, una obra donde justificaba la resistencia armada contra los tiranos”

En 1579, se publicó el Vindiciae Contra Tyrannos donde se formulaba la idea del contrato social esencial para el desarrollo del liberalismo posterior afirmándose que -existe siempre y en todo lugar una obligación mutua y recíproca entre el pueblo y el príncipe. Si el príncipe falla en su promesa, el pueblo está exento de obediencia, el contrato queda anulado y los derechos de obligación carecen de
fuerza..”

Los protestantes, ciertamente, podían vivir bajo un señor que tuviera otra religión y servirlo con lealtad, pero no veían legitimidad alguna en quien suprimía los derechos de sus súbditos y los oprimía. No puede, pues, sorprender — en realidad, era totalmente lógico — que el liberalismo político lo pergeñara John Locke, el hijo de un puritano que había combatido contra Carlos I de Inglaterra”

Cuando Lord Shaftesbury recibió la orden de escribir una constitución para la Carolina, pidió la asistencia de Locke. En el texto que escribió a instancias de Lord Shaftesbury, Locke insistió en la libertad de conciencia y en la extensión de la misma no solo a cristianos de cualquier confesión, sino también a judíos, indios, -paganos y otros disidentes..” “aceptado, al menos teóricamente, por la Iglesia católico-romana” “Resultaba, sin embargo, inaceptable en aquellas, como España o Francia, donde la Contrarreforma católico-romana se había impuesto”

Con esa Historia a las espaldas, no debería sorprendernos que la idea de la separación de poderes quedara en las naciones católico-romanas limitada a unas pocas mentes cultivadas y, generalmente, liberales”
Sin embargo, la restauración de la democracia de una manera que sigue siendo ejemplar no iba a tener lugar en Europa, sino en otro continente situado al otro lado del océano”

continuará...

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