Bien, hoy hablaré de mi última salida hasta el momento, y es que intento no perderme ninguna de las sesiones de Poesía para Perdidos ya que ese día disfruto de un poco más de libertad de horario y agradezco tener algo más de tiempo para no ir con tantas prisas por la vida.
En ésta última sesión no me encontraba bien a causa de un inoportuno catarro, pero a pesar de ello acudí creyendo, insensata de mí, que el virus se amansaría, como las fieras, con el son de los versos, pero qué va. Me puse peor. En el fondo lo sabía, pero no quería faltar esa noche. No podía faltar. Tenía que intentarlo al menos, porque los poetas invitados eran dos poetas de excepción y de contrastes. Y a mí me encantan los contrastes y los amigos. Y, por supuesto, Fernando Sarría y Manuel Forega, lo son. Cómo iba yo a perderme ésta ocasión. Una ocasión para escuchar y disfrutar de ellos y sus poemas. Vamos, que si me lo pierdo me da un yuyu. Claro está que con semejante pasmo hice lo posible por no acercarme a demasiada gente, Y aún disfrutando de buena compañía y de mis queridos poetas en cuanto terminaron de recitar tuve que marcharme ni siquiera pude despedirme o, mejor dicho, saludarles. No quería sembrar el buen ambiente con ese engorroso virus.
Las cosas se presentan a veces al contrario de lo que uno quiere. El caso es que estuve allí con ellos hasta el final de su recitado, aunque ellos casi seguro que no lo saben. Y fue estupendo, pero no pude quedarme para escuchar la segunda parte de la actuación musical de Cuidado con el Perro, que es un grupo que me apasiona. Pero la primera parte musical no me la perdí. La disfruté, la disfruté con el grupo, eso sí, como pude, pero la disfruté y eso es lo importante. Espero volver a disfrutar de todos ellos y estar en mejores condiciones.
Besos y mi enhorabuena para todos.
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