Está claro que el mes de marzo se me ha escapado de las manos y del calendario. Con él vino el cierzo y la primavera. Sí, esa que altera la sangre y los sentidos. También desordena los ordenadores, por lo visto. Ya no me queda tiempo ni para mirarme al espejo. Entre el trabajo la casa y la vida se marchan los días sin despedirse de mí. Imposible llegar a todo y hacerlo bien. Son contadas mis salidas. Ya no puedo asistir a todas las presentaciones, actos, y recitales de muchos de mis amigos como hace un tiempo. Pero cuando por fin puedo hacer una escapadita os aseguro que la disfruto a base de bien, aunque sienta que me he perdido mucho y bueno del actual panorama literario en Zaragoza. Yo me alegro que sea así. Eso es que ésto marcha, aunque yo no esté en carne y hueso, pero mi corazón está siempre al lado del arte y la cultura venga de donde venga. Me ayuda a destruir mi ignorancia y a construir mi vida y lo paso bien con todos los amigos/as que voy conociendo. Y dicho esto, paso directamente a recordar algunos de los actos a los que sí pude asistir:
Biblioteca de Aragón, día 2 de marzo: “Homenaje a Miguel Hernández”. Intervenían: Lucía Izquierdo, nuera del poeta, y Ángel Guinda, poeta conferenciante. Y llegué tarde para empezar. La sala estaba hasta la bandera de poetas, escritores, admiradores y amigos de MH, pero no querían dejarme pasar hasta que no terminara el turno de Ángel Guinda, bueno, como comprenderéis, después de lo que me costó llegar hasta allí esa tarde, y las ganas que tenía de volver a ver al Poeta, ni de coña pensaba quedarme fuera, porque como dice Ana Manzana, amiga, poeta y cantante: “llegar tarde también es llegar”, y en la primera ocasión que se me presentó, me colé, como decía Mecano en una de sus canciones: en la fiesta. Poco a poco me hice un hueco entre la gente y fui a parar a las escaleras de subida a la tarima. Me senté. Llevaba desde las seis de la mañana de pie y estaba exhausta. Allí sentada se estaba bien y procuraba no molestar demasiado cuando el resto de poetas invitados subieron a recitar los poemas de Miguel Hernández. Fue tremendo. No tardé ni cinco minutos en emocionarme. La vida de Miguel Hernández, su obra, su humanidad y la sensibilidad y angustia que transmiten sus poemas son terriblemente hermosas. Acabé extasiada al escuchar al maestro y genial Ángel Guinda, también a todos los demás poetas y escritores que homenajearon a MH, y qué decir de las desgarradoras palabras con las que Lucía Izquierdo se expresó humildemente al hablar de su suegro. Una mujer encantadora, sencilla, y tenaz, que nos dejó con el alma en un hilo y que sigue luchando por la memoria poética y personal de su suegro junto a sus hijos, y nietos de Miguel Hernandez. También nos comentó su lucha por limpiar definitivamente el buen nombre del Poeta.
Enhorabuena a toda la familia, Lucía.
Foto de arriba e información incluída y tomada del periódico El País el pasado sábado 27-3-10
Sala de Juntas. Facultad de Filosofía y Letras de la universidad de Zaragoza, día 11-3-10
Ciclo: “Éste jueves, Poesía” Intervinieron:
Enrique Falcón, Pablo Lópiz y Ángel Petisme. Esta vez llegué a tiempo, o sea, unos segundos antes de que comenzara el acto, pero los suficientes para saludar personalmente a los poetas. A Pablo Lópiz ya le había conocido anteriormente a través de las noches poéticas del Candy Warhol. Estaba en la puerta de entrada charlando con unos amigos y bromeé con él. Sí, a veces me da el punto “Ya veo que estáis esperándome para comenzar”, le dije. Me encanta arrancar una sonrisa de los labios al mundo. Yo soy así, aunque en otras ocasiones mi ignorancia haga que me muestre tímida eso es porque la cultura es un campo nuevo para mí y el miedo a ser descubierta, en ese sentido, y hacer el ridículo sin proponértelo es el culpable de este recato mío y máxime cuando se es consciente de ello y te mueves entre los que sí poseen esa cultura que a mi me falta. Ya dentro de
De Pablo Lòpiz destacaría la seriedad y la ira de su lenguaje poético y esa adorable fragilidad que contiene su voz. De Enrique Falcón su coraje, su compromiso político y poético, diría yo, y esa seguridad que adquieres con el saber de las cosas. De Ángel Petisme su fuerza y sencillez poética y humana, su sentido del humor, su curiosidad y lucha por la vida y las gentes olvidadas y ese saber y poder de comunicación. La misma fuerza y sensibilidad que transmite a través de sus canciones.
Y que algo más tarde, en un ambiente más informal y festivo, a la par que enriquecedor, seguimos disfrutando por gentileza de Fernando Frisa en el Candy Warhol con los poetas invitados y Ángel Petisme en su faceta de cantante nos mostró su alma musical y nos hizo disfrutar de su alegría. También Fernando Frisa se dejó llevar por el ambiente y volvió a cantar para nosotros. Noches fantásticas donde las haya las del Candy Warhol.
Foto de Ángel Petisme en una de sus actuaciones musicales.
Gracias a todos por hacerme feliz.
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