La primera vez que vieron mis ojos a Ángel Guinda y la primera vez que mis oídos escucharon sus versos fue en noviembre del 2007. Y quedé conmovida por ambos placeres. Fue un descubrimiento para mí.
En realidad aquella noche estaba en “El Mar de Dios” (Tenor Fleta, 8), un Pub estupendo (o un garito que les llaman ahora donde escuchar buena música y tomarse un trago tranquilamente con los amigos) y conocí en persona a mucha gente joven y no tan joven, pero todos ellos buena gente y extraordinarios poetas.
Pero, además, aquella noche se ofrecía un homenaje para Ángel Guinda. Yo no lo conocía, pero la casualidad hizo que me pusiera a su lado y estuve escuchando y saboreando todos los poemas que sus amigos y poetas le brindaron. Cruzamos un par de palabras, lo normal cuando la sala está abarrotada de gente: ¿le dejo ver? Le dije. Yo era un poco más alta que él, pero sólo por los tacones, claro. Y me pareció que el hombre ponía interés. –No, deja que estás muy bien ahí…que veo…que veo, me dijo. Cuando me enteré que él era el homenajeado imaginaos qué corte me llevé a cuenta de mi ignorancia, aunque por otra parte sentí una alegría tremenda, porque descubrí a un hombre sencillo y humilde que podía haber sido cualquier otro espectador como yo, sin embargo, era ni más ni menos que Ángel Guinda el autor de aquellos versos tan hermosos y profundos. Después he vuelto a verle y he hablado con este encanto de hombre en varias ocasiones y cada vez descubro más y más cosas interesantes, inteligentes y divertidas del genial MAESTRO, poeta y amigo que es y será siempre: ÁNGEL GUINDA.
El próximo sábado le tenemos con nosotros aquí, en su ciudad, Zeta.
Pero, además, aquella noche se ofrecía un homenaje para Ángel Guinda. Yo no lo conocía, pero la casualidad hizo que me pusiera a su lado y estuve escuchando y saboreando todos los poemas que sus amigos y poetas le brindaron. Cruzamos un par de palabras, lo normal cuando la sala está abarrotada de gente: ¿le dejo ver? Le dije. Yo era un poco más alta que él, pero sólo por los tacones, claro. Y me pareció que el hombre ponía interés. –No, deja que estás muy bien ahí…que veo…que veo, me dijo. Cuando me enteré que él era el homenajeado imaginaos qué corte me llevé a cuenta de mi ignorancia, aunque por otra parte sentí una alegría tremenda, porque descubrí a un hombre sencillo y humilde que podía haber sido cualquier otro espectador como yo, sin embargo, era ni más ni menos que Ángel Guinda el autor de aquellos versos tan hermosos y profundos. Después he vuelto a verle y he hablado con este encanto de hombre en varias ocasiones y cada vez descubro más y más cosas interesantes, inteligentes y divertidas del genial MAESTRO, poeta y amigo que es y será siempre: ÁNGEL GUINDA.
El próximo sábado le tenemos con nosotros aquí, en su ciudad, Zeta.
En “La campana de los perdidos” (Prudencio, 7) a las 22h.
Dentro del ciclo POESÍA PARA PERDIDOS. No os perdáis la oportunidad de conocerle a él y a su poesía. Perdérselo sería imperdonable.
Como muestra aquí os dejo un vídeo de Ángel Guinda recitando uno de sus últimos y geniales poemas publicado por la revista TURIA, nº 88 y en el blog de David-Panda de Tolos
http://pandadetolos.blogspot.com/ encontraréis muchos más vídeos y, además, descubriréis un blog muy interesante y divertido."Entrevista a mí mismo"
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2 comentarios:
Saludos, Doberka. Yo también procuraré asistir a La Campana. Por cierto ¿recuerdas lo que hablamos la última vez respecto a los blogs? Pues ya me he estrenado. Puedes mi visitar mi flamante blog recién nacido pinchando en mi perfil.
Ciao!
Fue un placer conocerte Loli, y también a tu guapísima Azucena :) Nos veremos prontito, besos!
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