ESTO DE SER...

Esto de ser submarino nuclear es una pasada. Tener el mundo en mis manos. Poder surcar tranquilamente las misteriosas aguas oceánicas me pone de lo más marchoso. Y este silencio ensordecedor es música para mis oídos. Adoro a todos estos muchachos que se pasan el santo día mimándome por dentro y por fuera. Cuidándome para que ningún tornillo se me afloje y para que no le falte de nada a mi informatizado y atómico cuerpo interior. Qué bien y yo aquí contemplando tan relajado paisaje. Paseo arriba... paseo abajo... que si por ahí viene un tiburón que se queda con la boca abierta admirando el brillo de mi piel ¿a que jode que haya algo más feroz y reluciente que tú? Pues ahí te quedas envidioso. Que si una corriente oceánica me hace cosquillas al roce de su paso. Haaala…eso más que roce ha sido un calambrazo ¿será burra?, pero a que vienen esos empujones si al final vas a llegar siempre al mismo sitio. Y a vosotros qué os pasa ¿por qué corréis?. Oye… ¿a qué vienen esas prisas?. Qué clase de pronto os ha dao. Pero, bueno, ¿quién me está tocando los motores? Así que sois vosotros. Se puede saber qué pasa ahí dentro o es que ya nadie me hace caso. Mierda…pero… coño…¿eso que se acerca no es otro submarino nuclear?. También es casualidad. Parad…parad…insensatos. Que nos la vamos a pegar… hijos... ya me han dao. Ahora si que la habéis hecho buena. Ya me han fastidiado la noche… o el día. Qué más da..., ahora, a ver cómo explicamos esto. Upsss seré gili si no hay nada que explicar.