El pasado jueves en el Candy Warhol estuvieron recitando para nosotros Raul García y Pablo Lópiz. Fue estupendo escuchar sus poemas. Al poeta Raul García ya tenía el placer de conocerle, pero volver a escuchar sus pomas y estar en su compañía es maravilloso. Positivo y derrochando simpatía para todos como si de oxigeno se tratara. No conocía Pablo Lópiz ni a sus poemas, por lo tanto, fue una maravillosa sorpresa la que recibí. Vi en Pablo un poeta muy agradable, serio e interesante.
Tienen mucho en común estos dos poetas: entre sus poemas hay mucha seriedad, pero también mucho calor humano.
Después estuvimos escuchando a Julio Donoso y me gustó, tampoco lo había escuchado antes, recitó junto a una pareja de jóvenes amigos que se hacen llamar “Deliriums tremens”, mientras uno nos amenizaba con el sonido de su guitarra el otro nos recitó ayudado, de vez en cuando, con su armónica. Qué queréis que os diga, que me quedé estupefacta de lo bien que lo pasamos escuchándoles, pero si creéis que ahí acabó la noche.., pues estáis equivocados, porque Fernando Frisa se enamoró de la noche y de la guitarra y nos deleitó con tres canciones, guitarra en mano, con fuerza y poderío. Y volvió a suceder.., lo que siempre sucede cuando hay arte y ganas de entregar lo que uno lleva adentro: que fue un momento mágico y encantador. Las musas se revelaron para nosotros y dieron paso a los sublimes poemas que un momento después, y para terminar, nos recitó con su estilo propio el personalísimo Poeta David Mayor.
Qué noche, madre mía… qué noche!!!!
Tienen mucho en común estos dos poetas: entre sus poemas hay mucha seriedad, pero también mucho calor humano.
Después estuvimos escuchando a Julio Donoso y me gustó, tampoco lo había escuchado antes, recitó junto a una pareja de jóvenes amigos que se hacen llamar “Deliriums tremens”, mientras uno nos amenizaba con el sonido de su guitarra el otro nos recitó ayudado, de vez en cuando, con su armónica. Qué queréis que os diga, que me quedé estupefacta de lo bien que lo pasamos escuchándoles, pero si creéis que ahí acabó la noche.., pues estáis equivocados, porque Fernando Frisa se enamoró de la noche y de la guitarra y nos deleitó con tres canciones, guitarra en mano, con fuerza y poderío. Y volvió a suceder.., lo que siempre sucede cuando hay arte y ganas de entregar lo que uno lleva adentro: que fue un momento mágico y encantador. Las musas se revelaron para nosotros y dieron paso a los sublimes poemas que un momento después, y para terminar, nos recitó con su estilo propio el personalísimo Poeta David Mayor.
Qué noche, madre mía… qué noche!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario